La cúpula. Fuente: Aleix Graell
Al igual que el niño que destruye su construcción de piezas de Playmobil, Potsdamer Platz quedó arrasada después de la segunda Guerra Mundial. En el Berlín de los años prebélicos era un hervidero de personas que iban arriba y abajo, de noche y de día. Hoy es algo diferente, un símbolo de la reunificación: luz, color y cristal.
En 1945 todo eran ruinas. La runa se amontonaba en todas partes como las piezas de Playmobil en la caja del niño. Con la ocupación aliada la plaza quedaba entre el sector soviético y el americano. La runa se fue y en 1961 un cableado de alambre y trampas anticarro, el primigenio muro, atravesaba el sitio.
En 1990 Potsdammer Platz era un (gran) terreno baldío. Berlín se ha ido construyendo a lo largo del siglo XX; desde el ensanche de principios de siglo, “El Gran Berlín”, hasta cerrar las cicatrices de la reunificación. Potsdamer Platz es un lugar de arquitectos.
Los berlineses no han recuperado del todo la plaza. Andar por allí recuerda Manhattan, todo es nuevo y alto. Destaca el Sony Center diseñado por el arquitecto Helmut Jahn. El complejo tiene ocho edificios y en medio un forum rematado de una espectacular cubierta de cristal y acero. Parece un panal de abejas: bares, restaurantes, una sala de cine IMAX, oficinas y el Filmmuseum Berlín, una muestra del cine en la ciudad des de los míticos estudios Babelsberg.
La plaza fue. El pintor alemán Ernst Kirchner la pintó en más de una ocasión. Señoras bien vestidas, pamelas, señores en trajes negros paseando, colores fuertes y pinceladas agresivas del expresionismo. La plaza fue en 1922 el primer lugar de Europa donde se instaló un semáforo.
Complejo Sony Center des del forum. Fuente: Aleix Graell
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